viernes, 12 de abril de 2013

Pompas iridiscentes.


Sus sueños eran pompas de jabón. Sutiles. Gráciles. Etéreas. Iridiscentes. Frágiles. De pequeña se rodeaba de ellas. Se dejaba sitiar. No salían de la nada. Eran granadas lanzadas de los labios de sus abuelos, sus padres. Incluso algún desconocido en el parque, se hacía cómplice. Ella ingenua las explotaba con la punta de sus deditos. Le causaba tal placer hacerlo. Tanto como devorar a escondidas las onzas de chocolate. Aquellas que se derretían en sus bolsillos, mientras esperaba al momento justo. Ese momento de íntimo ataque.
Con los años las pompas hacían menos gracia. Sin embargo estaban allí. Otros habían tomado el relevo. Eran otros los que alucinados asistían al baile del frágil universo.
Porque le habían enseñado que las pompas de jabón no duran ni el tiempo ni en el espacio. Tal como vienen se van. Se esfuman. Desaparecen. Nadie invierte en ellas. Nadie cuida para que no exploten. Nadie las protege. Nadie ha construido un mundo a raíz de ellas.
Pero no iba a darse por vencida. Creía tanto en los sueños. Creó el mundo de burbuja. Allí erigió el más grandioso castillo de pompas de jabón. Pero no estaba sola. Eran muchos los que como ella conocían el secreto. El reino de las pompas de jabón. Que necesitaba de sus manos y de su aliento para seguir flotando. Para ver todos esos amaneceres.

Animo Bermeo!

  
Apparat Circles 

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