miércoles, 15 de julio de 2020

Epitafio a Panchito


Al son de Janis Joplin y los Big Brother & The Holding company que me confiesan: el amor es como una bola y una cadena (ball & chain...). Sentada en casa de quienes en el infinito universo elegí para que me engendraran y dieran una oportunidad de jugar a este Matrix. Esta vida, bien sabe mi omnipresente Diosa que la estoy saboreando con cada lametazo. Acompañada de estos solos de guitarra y esta voz desgarrada. Guardando sonriente para mi el secreto de la felicidad, sí, ese que dice que esto también pasará y que como sabiamente reza mi padre: somos eternos. Poniendo todo lo que está de mi mano por resolver cuentas pendientes conmigo misma y mis patrones familiares. Rompiendo con todas esas estructuras anquilosadas para llevar las riendas de mi propio caballo purasangre y desbocado. Y a la vez en calma. Porque ya no me aferro a vertiginosos acantilados , si no que suelto las garras de la roca y vuelo para planear y finalmente caer en un mar de sensaciones y reflexiones. Conocedora de la mitad de la gama de colores de la paleta que pinta este mundo. Y deseosa y anhelante por seguir pintando con el resto. Este particular escenario donde no hay más que espejos y caleidoscopios. Porque si existe miedo es aquel que me grita: atrévete o bésame. Porque la única verdad es que aquí estoy ahora cacharreando con teclas y palabras. Y todo lo demás es una ilusión. Si soy ese pajarillo que quizás se lanzó demasiado lento del nido para volar. Pero ¡oh! cuando lo hizo...  qué maravilloso el desapego. Y cierro estas confesiones con Ray Vaughan con quien no puedo estar más de acuerdo: I ain't gonna give up on love, Love ain't gonna give up on me (no voy a perder la esperanza en el amor, y el amor no va a perder la fe en mi). Ah... y se me ha muerto el canario, buen viaje eterno Panchito. Vuela, al fin y al cabo siempre tuviste abierta la puerta de tu jaula.