martes, 5 de enero de 2016

La feminista que se volvió machista. O...

Hace unos cuantos días sentí la gran necesidad de escribir sobre un tema que me tiene un poco mosqueada. Por no decir cabreada. Sin embargo con el transcurso de los días fui archivándolo en mi mente como un asunto que me concierne a mí y sobre el cual vuelvo de cuando en cuando a reflexionar hacia mis adentros. En algún que otro arrebato de sinceridad expongo mi opinión con alguno de mis allegados y poco más. Tampoco es plan de ir proclamando nuestras opiniones a diestro y siniestro. A fin de cuentas, ¿a quién coño le importa?

Sin embargo,  a colación del vestido de la Pedroche en las campanadas dicho tema explotó en mis morros con una energía impresionante. Y una entrevista, en la que mi idolatrada Meryl Streep me susurraba que cumpliera con mi parte, me empujó a esto que a continuación leeréis. El que quiera, el que no que ponga la tele que últimamente no tiene desperdicio. O leed un libro, leñe. A lo que apostillo "cualquier opinión vertida en este artículo es responsabilidad de la señorita que está aporreando el teclado en este preciso momento. Para cualquier denuncia, reproche (repedroche, ¡chistaco!), crítica o reclamación (o aplauso!) depositen sus comentarios abajo".

Para sincerarme totalmente confesaré que siempre me han chirriado los discursos que abogan que hombres y mujeres son iguales. Porque no lo son. Yo no me siento un hombre. Al igual que sé, que mi hermano no se siente mujer (excepto cuando llegan carnavales que le da por ponerse mi ropa y disfruta de lo lindo, no me odies por esto bro!). Ni física, ni química, ni biológica, ni científicamente somos iguales. Punto. En donde realmente alberga la riqueza de este mundo es en la DIVERSIDAD. Y no hay conjunción más armoniosamente dispar que el hecho de ser del sexo femenino y del sexo masculino. Lo que sí defiendo a capa y espada es que TODOS (plural neutro que engloba por definición a las y los) tengamos los mismos derechos.



Hasta ahí una parte aclarada, y diréis, mira esta qué lista. Si eso es lo que defiende el feminismo. Que no te enteras. Efectiviwonder. Y qué fama tiene el feminismo. Por culpa de discursos igual de poco justos hacia el sexo masculino. "¡Oh dios mío una hembra cabreada más!" "¡Haced un grupo de fans en Facebook y tan contentas!"; "¡Ya vale de tantas quejas, que sois más libres que nunca!", bla, bla, bla.

Really?...


Humildemente, os hablaré desde mi perspectiva que me define como una mujer heterosexual joven que vive en Europa, el "primer mundo" (millones de comillas). Puedo hablaros de lo que siento desde esta definición. Jamás podré hablar desde la perspectiva de un hombre, porque no lo soy. Punto.

Para empezar,  como no hay mejor explicación que un buen ejemplo relataré un episodio de mi vida como una mujer heterosexual viviendo en Europa.

Trabajo como técnica de cines-teatros. Una vez asistía COMO TÉCNICA a una charla de hombres del mundo ganadero. Puntualizo lo de la temática porque no pude sentirme más diferente de una vaca lechera. Los ponentes necesitaban micros y toda la parafernalia para una buena exposición. Trabajo que perfectamente cumplí como buena técnica que soy. Bien, todo estaba dispuesto para que ellos se dedicaran a su presentación sobre el consumo de la carne, la subida de precios del pienso y demás menesteres. 
Pues uno de ellos, que casualmente llevaba el micro, la voz cantante y tal (al que todos cómplicemente rieron las gracias) me regaló una tarde de los más amena. "Que si el micro está apagado, ven a encenderlo para que nos alegres la vista". "Que si ya no nos hace falta, ven a desenchufarlo y así todos contentos". "Mira el cable, mejor agáchate a recogerlo mejor", "Con chicas así da gusto".

Mirad! ¡Yo soy la del lacito tricolor! ¿A que salgo favorecida en la foto? I am COW. I am HAPPY.

Muchos pensaréis, pero bueno mujer... encima de que te echan piropos te quejas. Bien, me pregunto yo cuántos TÉCNICOS HOMBRES habrán tenido "la suerte" de que su trabajo se resuma en pasearse para un público del sexo opuesto que admira sus habilidades, cualidades y/o facultades, no como TÉCNICO si no como un mero ejemplar del sexo masculino. Momento reflexión.

Miles de ejemplos se pueden añadir a este artículo, infinitos, inabarcables, inagotables. Es difícil ponerse en el lugar de una mujer siendo un hombre. Lo sé. Para eso os he regalado ese MOMENTO REFLEXIÓN. Y además añadiré que reírle las gracias a este tipo de actitudes duele igual que el hecho de cosificarnos cual carne de vacuno. Y de nada sirve intentar demostrar lo listas, inteligentes, lo increíblemente capaces, resolutivas, profesionales, competentes que somos.  Porque para ello la sociedad tiene que cambiar. Y según mi negativismo surgido a raíz de mi corta experiencia, eso está muy lejos de pasar.

Imaginaros mi cara cuando vi por televisión retransmitido nacional e internacionalmente el bochornoso espectáculo surgido en torno al vestido de la Pedroche. Ya no es el hecho de que ella como mujer pueda elegir vestirse lo que le dé la gana (cosa que incluso pongo en duda haya sido totalmente idea suya), si no todo el espectáculo lascivo y vicioso alrededor, los comentarios con doble sentido de su compañero Sobera, el debate surgido en las redes sociales sobre sus bragas o ausencia de ellas...

Para aquel despistado que ha vivido en Marte y no tiene imágenes del momento bochornoso en torno al vestido.

Derrotada preferí unirme a esa corriente de borregos imbéciles. Sintiéndome peor porque en el fondo sé todo lo que conlleva. Infligiéndome a mí misma el mayor de los daños. El que se hace a uno mismo. Me metí en el papel de la mujer machista. Que es igual de malo que el hombre machista. Y así acabé riéndole las gracias a Sobera. Riendo cómplice con mis amigos que agradecían a la Pedroche el primer autohomenaje del año. Acabé sonriendo las gracias al viejo ganadero y sus cómplices. A todas las miradas lascivas hacia mi cacho de carne cuando salgo a correr o a la piscina o al gimnasio. A todos los compañeros de clase que se burlaban porque "cómo va a saber eso, si es una chica", a todos ellos les dedico mi más DOLIDA sonrisa como una machista mujer heterosexual viviendo en Europa.


O... ¿alguien sabe cómo se cambia una sociedad entera?