lunes, 30 de diciembre de 2013

Feliz 2013+1

Van pereciendo las últimas horas de este inclasificable año 2013. Malditos son para muchos estos dos últimos dígitos. Yo les debo no poco, un tal día 13 llegué al invierno del mundo allá por el año 1988. Para mis antepasados mayas era igualmente preciado, incluso sagrado. Por no hablar de los aquelarres que sentían fascinación por este octavo número en la sucesión de Fibonacci.

Pero hay muchos que lo evitan, por eso del mal agüero. Huyen de él buena cantidad de hoteles, de edificios, en los aviones lo omiten, hasta el gran Sabina en su álbum Alivio de luto, también lo castiga sin pista.

¿A qué se debe este estigma? Hay muchas teorías. Que si en la última cena de Jesucristo eran 13 y van y se mueren 2, como si de un mal chiste se tratara... Que si los egipcios decían que la 13ª fase del ciclo de la vida era la muerte... Que mira qué mal salió lo del Apolo 13... mejor abortamos la misión y no volvemos a colocar el 13, no no a los cazas tampoco... A nada.

Debido a las ansias clasificadoras que arrastramos, hasta le pusimos una etiqueta a la fobia: la triscaidecafobia. Como Schoenberg que la padecía, e irónicamente, -qué cosas tiene la vida compadre-, nació y murió el día 13 del mes. El que evita invita dice la metafísica. Para los más retorcidos añadir que también existe la Friggatriscaidecafobia. Sí, la sufren aquellos que se encierran los viernes 13. No es que me haya atragantado con el teclado...tranquilos.


Por eso El Trece se ha vengado. En este, uno de sus años, cual pobre chico taciturno, incomprendido, marginado, discriminado y vejado en su infancia, ha crecido, ha madurado y se ha convertido en el más cruel psicópata. Nos ha dado el añito...

Yo me quiero solidarizar con esta causa perdida. Rebelde sin causa. Niño perdido por incomprendido. Quiero darle la despedida que se merece, para que, por si acaso... no traiga consigo más jaleo. Por lo tanto, esta no será una felicitación al uso. Esta será una declaración de principios para este individual salto para mí, universal para la humanidad (aunque en diferentes usos horarios).




Deseo así que en honor a tí querido Trece, a partir de las 00:01 del 1 de enero del 2014, por cada politicucho corrupto nazca un genio que cree una gran obra de arte. Escriba un libro inmortal, componga una melodía única e inolvidable, cree un cuadro que dé comienzo a un nuevo renacimiento. Que en cada sitio donde se haga el amor nazcan trece flores regadas de orgasmos, regalándonos así, una primavera anticipada. Que por cada grito de angustia haya trece mantras de OM regalando paz desinteresada. Que por cada explosión de arma haya trece platos de comida en las mesas de aquellos que pasan hambre. Que por cada pareja rota haya trece encuentros casuales con posibles candidatos expertos en curar corazones rotos. Que por cada hospital y colegio cerrado (o ¿privatizado?), surjan trece médicos y trece maestros vocacionales, apasionados, amantes de su profesión, comprometidos con la salud y la educación de tantas almas inquietas. Que por cada noche oscura y fría haya trece nuevos colores en cada atardecer. Y trece ciegos que recuperen mágicamente la vista para poder apreciarlos. Que por cada persona que nos abandona en este mundo haya trece sonrisas sinceras porque “el más espantoso de los males nada es para nosotros, puesto que mientras somos la muerte no está presente, y cuando la muerte se presenta ya no existimos”. Que por cada saqueo al pueblo, por mínimo que sea se hagan trece descubrimientos para erradicar la miseria, la avaricia y la mezquindad de la minoría de almas torcidas que están entorpeciendo el trance a una nueva era.


Os invito a hacer una declaración parecida. Tenemos la fuerza para cambiar tanto pesimismo y falta de ilusión; todo el tiempo del mundo y tantas cosas por hacer!... Feliz año 2013+1 soñadores.

(Humilde recomendación acerca de una banda sonora para la lectura de esta entrada: The Soft Voices Die de Apparat )