domingo, 8 de noviembre de 2020

Oda a los luceros.

Las noches de luna en escorpio a ella le pica el aguijón del engaño. En un caballo de Troya precioso y engalanado aparecen sus fantasmas más taimados a robarle la verdadera luz. Vienen y le crean vestidos de encaje y mentira; máscaras de lentejuelas, lazos y fraude; zapatos de cristal, ruido y señuelos; maquillaje barato de falso brillo y desvelo. Es entonces cuando ella se autoproclama directora, guionista y actriz de un vodevil. Los desconocidos entran, se sientan, ven, festejan y palmean. Los viejos conocidos entran, se quedan de pie, ven, temen y custodian. Mas ella con cada latido de bigudí, más cree en su papel sedante y esponjoso; se cree la más efervescente, chispeante, apabullante, carcajeante. Irrisoria y grotesca la farsa que se inventa, la sombra que le cuelga, con esos ropajes inverosímiles, estrafalarios, burlescos. La apuntadora ignorada entre bambalinas cabecea y reniega de esta mierda de teatro: -¿es que acaso no oye mis líneas?.

Se cae el telón. 

El público se marcha frío, indiferente, superficialmente entretenido y siguen con el jaleo de la noche. Esa noche de luna en escorpio y aguijón. La apuntadora se agacha y se aleja al camerino esperando ser oída de nuevo cuando acabe la farsa de función. La fútil directora, guionista y actriz se queda sola con todo ese ropaje pesado, vistoso y... vacío. 

Sin embargo…

A lo lejos, entre el telón ella ve que asoma una mirada franca y tolteca, y le sonríe de lado, él, que vio todo desde la mesa de control, con amor, sin juicio, impecable y misterioso. Y cuando a ella le flaquean las rodillas, la frente y el alma él se acerca. Sube las escaleras del escenario gastado y con paciencia, elegancia, atino y compasión le despoja de los trapos, pelucas y brillos. La abraza, le acaricia las lágrimas, las heridas y el alma. Con esa mirada sabia se asoma a la mirada vaciada de la directora, guionista y actriz que ya no siente nada. Y es el único que ve un resquicio de luz. Esa luz que siempre estuvo ahí pero mal enfocada. Dirigida hacia el público para cegarles y no dejar ver nada. Y con un sabio y tierno giro vuelve el haz al lugar donde siempre tuvo que estar. De donde irradió. Y sin pretenderlo hace de espejo infinito capaz de reflejar lo que ella cegada por sus sombras no supo contemplar. 

Y en ese momento de sinceridad, desnudez, reposo y armonía ella elige quedarse al lado de quien sabe ver la luz. Incluso las noches de luna en escorpio y aguijón. 

miércoles, 15 de julio de 2020

Epitafio a Panchito


Al son de Janis Joplin y los Big Brother & The Holding company que me confiesan: el amor es como una bola y una cadena (ball & chain...). Sentada en casa de quienes en el infinito universo elegí para que me engendraran y dieran una oportunidad de jugar a este Matrix. Esta vida, bien sabe mi omnipresente Diosa que la estoy saboreando con cada lametazo. Acompañada de estos solos de guitarra y esta voz desgarrada. Guardando sonriente para mi el secreto de la felicidad, sí, ese que dice que esto también pasará y que como sabiamente reza mi padre: somos eternos. Poniendo todo lo que está de mi mano por resolver cuentas pendientes conmigo misma y mis patrones familiares. Rompiendo con todas esas estructuras anquilosadas para llevar las riendas de mi propio caballo purasangre y desbocado. Y a la vez en calma. Porque ya no me aferro a vertiginosos acantilados , si no que suelto las garras de la roca y vuelo para planear y finalmente caer en un mar de sensaciones y reflexiones. Conocedora de la mitad de la gama de colores de la paleta que pinta este mundo. Y deseosa y anhelante por seguir pintando con el resto. Este particular escenario donde no hay más que espejos y caleidoscopios. Porque si existe miedo es aquel que me grita: atrévete o bésame. Porque la única verdad es que aquí estoy ahora cacharreando con teclas y palabras. Y todo lo demás es una ilusión. Si soy ese pajarillo que quizás se lanzó demasiado lento del nido para volar. Pero ¡oh! cuando lo hizo...  qué maravilloso el desapego. Y cierro estas confesiones con Ray Vaughan con quien no puedo estar más de acuerdo: I ain't gonna give up on love, Love ain't gonna give up on me (no voy a perder la esperanza en el amor, y el amor no va a perder la fe en mi). Ah... y se me ha muerto el canario, buen viaje eterno Panchito. Vuela, al fin y al cabo siempre tuviste abierta la puerta de tu jaula. 

miércoles, 24 de junio de 2020

Gracias gran niño salvaje.

Quizás porque estamos diseñadas 
para anhelar lo que no tenemos. 
Pero echo de menos tu piel. 
Mi gusto en tu tacto, 
tu caricia en mi mejilla, 
mi frente en tus labios. 
Porque quizás no eras experto en descifrar el mundo 
pero eras el mejor descifrando 
mis enigmáticos laberintos al placer. 
Deliciosos jeroglíficos. 

Estábamos en frecuencias tan distintas 
que distaban de llegar a una emisora común. 
Pero tu música y la mía era tan afín 
que podríamos haber creado melodías deliciosas. 

Venimos de décadas diferentes. 
Cambiamos la quinta...
Yo me quedé con el 7 y... 
Y tú… 
...un 8 que horizontal era el infinito de tu energía. … 

Tu mirada es aún de niño, 
es así como travieso devoras la vida. 
Quizás ella y yo fuimos tan serias contigo 
que intermitentemente dejaste de reír. 
Y eso me parte el corazón. 
Partir con la sensación de llevar la maleta abierta perdiendo trozos de ropa y besos sin regalar. 

Te vi marchar, 
y no he visto nada más bonito que esos andares briosos, rebosantes de brillo y baile. 

Te echaré de menos invariablemente, 
pero estaré feliz de haberme cruzado tan corta e intensamente contigo. 

Tu apasionada mirada que traspasaba mis huesos, 
tu pecho de toro, 
tus líneas perfectas, 
tu vello que me erizaba, 
esos besos… paseos...
...esa bomba atómica del núcleo de tus células y las mías provocando reacciones infinitas en cadena sostenida. 

Ya predije hechicera el tren a ninguna parte que me arrollaría… 

Nos comíamos el mundo con los dedos 
y nos relamíamos gustosos el uno al otro. 
Bailábamos desnudos, 
qué sensación ser más lunáticos que la Luna. 
Tus lunares. 
Tu sabor. 
Todo tú permaneces en un recoveco de mi sonrisa a destiempo. 

Si fueras un ente serías un bosque. 
Salvaje y frondoso. 
Y yo loba feroz me perdí en ti. 

Nos esnifamos los extractos de la vida en una sola noche. 
Y la resaca dura segundos... 
y esos segundos se suman en minutos 
y hasta horas… 
días… 
semanas… 
meses sin ti. 

Sé feliz, gran niño salvaje. 
Siempre tendrás un hueco en mi frío corazón, en mi sombrero, en mi piel de terciopelo que tanto te acunó. 
Sé feliz como solo tú sabes y deja de sufrir. 
El amor no duele. 
Solo da. 
Regala. 
Riégalo. 
Gracias. 
Gracias constantemente.

lunes, 8 de junio de 2020

Simplezas.



Pensaba que era bastante simple hasta que llegó la vida y entró por mi puerta. Qué visita más imprevista. No tenía canapés ni sillones para invitarla a sentar. Pero era una invitada hiperactiva. Cómo revolvía...Y yo que vivía en el limbo de no llevar mochila. Y llegó ella… y me hizo comprender que no era nada elemental. Ni etérea. 
Porque para mí es imposible desligar las pasiones de la mente. Los impulsos de los soliloquios en mi habitación. La frescura y acción, del humo denso y lucubración. 
De lo primero había cajones, de lo segundo arcones.
Pensaba que era sencilla hasta que me dejé llevar por esta lluvia de meteóricos estímulos. 
De personas. Proyecciones. Reflejos. Emociones. Relaciones. Saltos al vacío sin paracaídas.
Había ido hasta entonces muy cómoda sentada en el asiento de atrás del carruaje. Pero decidí tomar las riendas. Y una noche fugaz llevaba a una semana densa. Un camino a una guarida. Un callejón a un acantilado. Y una estrella perdida me estrellaba contra el pavimento de mis heridas. Que se iban acumulando como un caparazón que algunas veces me restaba el color. Pero no la luz. La luz siempre se asoma. 
Curiosa. Insaciable. Inagotable. Viva. 
Sacar energía del vacío para volver a caer en la ruleta de esta lunática invitada. 
Siento tanto. Pienso tanto. Quiero tanto. Amo tanto.
Bienvenida seas vida. 

lunes, 27 de abril de 2020

83 URTE

Nire amuma oso ttikia zen. Baina horretaz beti akordatzen zen. Agian hainbat aldiz entzuteagatik akordatzen zen. Niri beti kontatzen zidan istorio hori. Beldurrezkoa. Beldurgarria. Ez egiteko lo. Ezta negar ere. Ezintasuna. Amorrua.

Apirilaren astelehen batean. Nire amumaren ama lanera joan zen, betiko lez. Eta umeak etxean utzi zituen -9 guztira-, betiko lez. Izeko Justi nagusiena zen, nerabea. Amuma ttikiena, haurtxoa. Eta bat-batean sirena bat entzun zuten. Izeko Justik erabakia hartu zuen. 

Ume guztiak hartu -9ak- eta hilerrira. Ziztu bizian. Ezkutatzera. Eta hegazkinen motorrak. Eta... Bum. Bam. Bum. Beldurra hain itzela zen, ez baitzuten negar egiten. Ixil-ixilik. Nitxo batean ostendute hildakoez inguratuta. Baina horien beldurrik ez. Bizidunena, baizik. Bare bat aurpergitik. Baina ixil-ixilik. Mugitu barik. Orduak pasa. Inpernuko zaparrada hori bumbambum ere gelditu. Ama etxera bueltatu. Ta umeen arrastrorik ez. Munduko ikararik handiena. 

Non ote daude?
Eta hortxe agertu ziren. Hilerritik bueltan. Denak bizirik baina beldurrez hilik. Beste koittau batzuek ez zuten zorte hori izan. 
Goian beude
83urte

sábado, 18 de abril de 2020

Pasado imperfecto.

Y así de repente aparecen de la nada. Aquellos que un día cual motas de polvo se dejaron llevar por vientos de cambio. Sin apegos, sin explicación. Como si no se hubieran tejido hilos indestructibles. Sentado raíces profundas. Inabarcables océanos. Tanta agua. Se fueron como si nunca hubieran estado allí, a pesar de que su huella es indeleble. Imborrable. Y no queda más que hacer un duelo de alguien que estuvo allí mucho tiempo y en realidad Nunca estuvo allí. Un aplauso señoras y señores al mejor prestidigitador de esta carpa. 

Y tras el tiempo, cuando todo marcha bien. Cuando vuelven a florecer bellos colores en primavera y también en el alma. Cuando han cerrado heridas y brotado los jugos frescos que sacian la sed, cuando todo está en calma y no agitan con fuerza las ramas de los árboles. Aparecen. Así, como si nada. 

Deseándote felicidad. Con sus armas de siempre. Cual flautistas de Hamelin. Cual pastelero dejando migas en el camino para que algún pájaro pique. Y vuelve con él el soliloquio que ya no echabas de menos. Caer en la trampa. En el día de la marmota. En el círculo de no saber dejar atrás lo que nunca tuvo que haber sido. Y fue. A pesar de todo. A pesar de nada. Y fue. Y fue imperfecto. Pasado imperfecto que siempre deja abierta una ventana. Que cierras con cada corriente de aire que despeina los rizos que caen sin ton ni son, pero son. Y son solo tuyos. En la que se cuela el frío de las tres de la madrugada. La brisa que no había sido invitada. La melodía que desentonaba en la fiesta. El sueño donde no era un invitado. Pero aparece con un ramo de poco. Con un ramo de nada. Que pretende remendar mucho. Cuando ha acabado la jarana. 

No hay hilo en la tierra para coser los finales malos. Los cierres interruptus. Los portazos sin palabras. No hay hilo en este mundo.