martes, 17 de marzo de 2015

Espejos.

Necesitaba hacer ese viaje. El más duro de todos. 
Había estado demasiado tiempo anclada en "La Casa de los Espejos". Pero en esta casa embrujada no había espejos cualquiera. Si no miles de rostros, miradas escudriñadoras, ojos avizores, ojeadas rápidas pero agudas. En todos ellos se veía reflejada. Rastreaban los movimientos estuviera donde estuviera. Acá, allá, acullá... 
Ella les devolvía la mirada pero en seguida la dirigía al suelo. Perdía el duelo. Bang Bang. Derrotada. Se desvanecía la poca fuerza que le quedaba.

En esa casa aquellos rostros-espejos le devolvían siempre una imagen distorsionada.
Nunca era la misma. Si andaba hacia allí y se cruzaba con ese rostro avejentado de mirada grisácea era más alargada, si se enfrentaba al rostro juvenil pecoso se veía lejana, si se veía ante la mirada atenta de ese caballero de repente tenía las piernas más largas y ancladas firmemente a la tierra, si se enfrentaba al espejo de semblante serio femenino, su cabeza superaba las proporciones de su cuerpo...
Nunca le devolvían el reflejo que coincidía con su propia imagen.

Era el momento de romper todos los espejos. Dejar de verse distorsionadamente reflejada. Era el momento de mirar hacia el interior. Buscarse. Y ¿encontrarse? Cuál es la verdadera imagen...


Pero hacerlo ¿qué suponía?... ¿un viaje solitario? O ¿debería encontrarse en ese reflejo que le devolvían los espejos?

¿Cómo acertar en La Casa de los Espejos?


Variações pindéricas sobre a insensatez by Joana Sá - Music for film "Tabu" by Miguel Gomes