Le gustaba la sensación
de meterse en una bañera con agua caliente y espuma hasta las orejas.
Pero más que esa sensación de abrazo caliente y reconfortante que hasta llega a asfixiar... disfrutaba con inexplicable placer el momento de quitar el tapón. Vaciar la bañera. El alma, las lágrimas, el peso de los días, las preocupaciones y sentir cómo el cuerpo poco a poco va adquiriendo conciencia de la gravedad. 9,8.
Esa bruta atracción hacia el centro del Planeta Tierra.
Estamos aquí. Esto no es un sueño Calderón De la Barca. Fuck you.
Consciente del peso de su espalda primero, su trasero, sus piernas que a tantos sitios la transportaban,
esas manos que tanto sabían de tocar, sus brazos que casi olvidan abrazar... Casi. Y se quedaba así. Pesada. Inmóvil. Inerte. Estática. Firme. Era el único momento en que su mundo paraba. Dejaba de girar. Tan etérea siempre. Tan alborotada. Tan precipitada. Bulliciosa. Revuelta. Como su pelo. Y era entonces cuando caía en la cuenta de que estaba aquí. Y que si ella no ejercía ese mecanismo preciso del cuerpo humano. Nada iba a funcionar. Nada funcionaba si se quedaba ahí. Hace falta mucha energía para contrarrestar la fuerza de la gravedad. Pero no existe en el mundo ninguna energía que se destruya. Todo es cambio. Todo es transformación... Ritmo acelerado.
Fuck you Einstein. Y ya de paso fuck you Newton.
Y si nos quedamos así... Aquí...
Pero más que esa sensación de abrazo caliente y reconfortante que hasta llega a asfixiar... disfrutaba con inexplicable placer el momento de quitar el tapón. Vaciar la bañera. El alma, las lágrimas, el peso de los días, las preocupaciones y sentir cómo el cuerpo poco a poco va adquiriendo conciencia de la gravedad. 9,8.
Esa bruta atracción hacia el centro del Planeta Tierra.
Estamos aquí. Esto no es un sueño Calderón De la Barca. Fuck you.
Consciente del peso de su espalda primero, su trasero, sus piernas que a tantos sitios la transportaban,
esas manos que tanto sabían de tocar, sus brazos que casi olvidan abrazar... Casi. Y se quedaba así. Pesada. Inmóvil. Inerte. Estática. Firme. Era el único momento en que su mundo paraba. Dejaba de girar. Tan etérea siempre. Tan alborotada. Tan precipitada. Bulliciosa. Revuelta. Como su pelo. Y era entonces cuando caía en la cuenta de que estaba aquí. Y que si ella no ejercía ese mecanismo preciso del cuerpo humano. Nada iba a funcionar. Nada funcionaba si se quedaba ahí. Hace falta mucha energía para contrarrestar la fuerza de la gravedad. Pero no existe en el mundo ninguna energía que se destruya. Todo es cambio. Todo es transformación... Ritmo acelerado.
Fuck you Einstein. Y ya de paso fuck you Newton.
Y si nos quedamos así... Aquí...
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