Ese día al despertar decidió recurrir a los grandes consejeros.
Aquellos que, aunque no siempre en lo cierto, bombardeaban de vez en
cuando sus oídos con sabias palabras, alegres melodías o notas
melancólicas. Así que se puso en contacto con ellos vía
reproductor en modo aleatorio.
Mientras planteaba su interminable
lista de preguntas ellos iban hablando, algunos traspasando los
límites del tiempo y la distancia.
Astor le corroboró que por fin
había comprendido lo que significaba Oblivion y que por
desgracia para muchos ateos, va a ser que no, que él estaba muy
agustito en un sitio paradisíaco rodeado de armonía y mate. Que
había compuesto sus mejores creaciones en ese contexto, pero que
algunos tendremos que esperar muchos años para poder disfrutarlas.
Mientras Ian, Ritchie y compañía le contaron el riesgo que implica
jugar con fuego, si no que pensara en el susto que se dio Zappa con
el jarto de la bengala. Qué cosas de la vida, ellos se salvaron de
milagro, pero que pensara que no todos tienen la misma suerte. Los
tontos tienen más papeletas de salir perjudicados decían.
Luego
vino Mr. Cocker y le cantó al oído que era hermosa, tantas palabras
bonitas hicieron que se fuera fundiendo en gotas de miel. Galante
dijo, “el día que encuentres a alguien que como yo te susurre
estas palabras y realmente las crea, cógete de su mano y no la
sueltes por mucho tiempo”.
Pensativa andaba recreándose en sus
palabras cuando Ben Harper se asoma tímidamente por la puerta y le
habla de nuevas esperanzas por venir, de otoño sí, pero seguido de
un cercano renacer y recuerda: still learning, still learning... Tal
que vino se fue calladito y cabizbajo.
Y de esta manera llegó al fin
de esta larga charla con los buenos amigos, que siempre le han
acompañado en sus momentos más íntimos. Se despidió alegremente
de ellos, hasta otra! Pronto seguiremos poniéndonos al día, os
contaré mis novedades. Gracias por vuestra inestimables consejos.
Dos besos, suerte adiós.
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