miércoles, 17 de julio de 2013





...y ahí estábamos abrazados girando sobre nuestro eje mientras mirábamos hacia el cielo...viendo cómo se escapaba un racimo de globos de colores...decenas de brillantes esferas salpicaban el cielo...huían entre los edificios...y tú y yo abrazados esquivando cualquier amago de hacernos daño...ignorando las miradas acusadoras...riendo sin parar y dejando a un lado el miedo a chocar...simplemente gozando la intensidad de ser libre y flotar...sin heridas...ni ataduras...sólo aire...y color...y giros... y volar...


martes, 9 de julio de 2013

Promiscuidad musical.

Mi gusto musical viene a ser como mi forma de pensar y de ser. Bastante ecléctica. No es que sea una fiel seguidora. Jamás podría ser una groupie. No me gusta profundizar. Más bien voy picoteando de aquí y de allí. Algunos ritmos, algunos acordes, algunas notas. No tienen por qué pertenecer al mismo género. Igual que la filosofía. No puedo ser completamente nietzscheana. Podré mezclar de aquí y de allá. Hacer un batiburrillo de teorías. De ahí sacar lo que más me convence. O conviene. O ambos. Cada uno se pone el chaleco que mejor le encaja. Porque nunca me ha gustado fijar el 100% de mi atención en una única banda. Ni en un único autor. Ni en una única persona. No merece la pena. Habiendo tantísimas repartidas a lo largo y a lo ancho del planeta. No me preguntes por el guitarrista de esta banda. Cuándo empezaron tocando. Pregúntame si X canción es digna de pertenecer a una de mis listas. No es que ningún músico, por jodidamente bueno que sea merezca que sólo tenga oídos para él. Aún así hay algunos que por afinidad, al igual que algunas teorías filosóficas definen a la perfección lo que quiero expresar. Al igual que hay músicos que tienen el poder de ponerme todos los vellos de punta. En mi cerebro las notas que han tejido zigzaguean de tal forma que me hacen cosquillas hasta en la última neurona que aún no he asesinado con las espirituosas. Esos sí que son merecedores de que añada un grado a mi medidor de atención. Pero a pesar de todo seguiré siendo una María Magdalena para el mundo de la música. Por ello tendréis derecho de llamarme una promiscua musical. Una fulana. Me da igual. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.  
La Baldosa Flotante 'El umbral'