jueves, 18 de diciembre de 2014

Peso. Bañeras. Y otras tonterías.

Le gustaba la sensación de meterse en una bañera con agua caliente y espuma hasta las orejas.
Pero más que esa sensación de abrazo caliente y reconfortante que hasta llega a asfixiar... disfrutaba con inexplicable placer el momento de quitar el tapón. Vaciar la bañera. El alma, las lágrimas, el peso de los días, las preocupaciones y sentir cómo el cuerpo poco a poco va adquiriendo conciencia de la gravedad. 9,8.
Esa bruta atracción hacia el centro del Planeta Tierra.
Estamos aquí. Esto no es un sueño Calderón De la Barca. Fuck you.
Consciente del peso de su espalda primero, su trasero, sus piernas que a tantos sitios la transportaban,
esas manos que tanto sabían de tocar, sus brazos que casi olvidan abrazar... Casi. Y se quedaba así. Pesada. Inmóvil. Inerte. Estática. Firme. Era el único momento en que su mundo paraba. Dejaba de girar. Tan etérea siempre. Tan alborotada. Tan precipitada. Bulliciosa. Revuelta. Como su pelo. Y era entonces cuando caía en la cuenta de que estaba aquí. Y que si ella no ejercía ese mecanismo preciso del cuerpo humano. Nada iba a funcionar. Nada funcionaba si se quedaba ahí. Hace falta mucha energía para contrarrestar la fuerza de la gravedad. Pero no existe en el mundo ninguna energía que se destruya. Todo es cambio. Todo es transformación... Ritmo acelerado.
Fuck you Einstein. Y ya de paso fuck you Newton.
Y si nos quedamos así... Aquí...


Comfortably Numb - Roger Waters & Van Morrison - Live Version

jueves, 20 de marzo de 2014

Libros y hombres. Gran combinación.

Aquella era velada de chicas. La típica de la que huyen los hombres “uh qué haréis ahí, brujas”, “de qué hablaréis, pillinas” “fijo que de nosotros”. La verdad es que hay miles de temas mucho más interesantes que los que tienen que ver con el sexo masculino. De hecho lo “masculino” sobra en la anterior frase. De lo otro sí que se suele hablar ricamente. Hablar y si surge... ¡Oh! ¿Qué diablos? Es que ¿las mujeres hablan de sexo? ¿Ven porno? ¿Se masturban? Eeeeso amigos, se tratará en otra ocasión.
Centrémonos en aquella velada. En la cual no se habló de lo primero (quitad esa cara de chasco, disimulad...), si no de la segundo. ¿El orden es relevante? ¿Menos interesante? Juzguen ustedes mismos. Se charló largo y tendido de hombres. Chicos. Men. Masculino. Virilidad. Machos.
Cinco eran las amigas. A lo Spice Girls celebraban un reencuentro después de varios años sin verse. Ya era hora. ¿Qué había pasado para posponer tanto esa reunión informal? La vida... como decían en alguna película.
Podríamos explayarnos en trascribir la conversación entera, pero sería una tarea ardua complicada. Sin embargo hubo un tema en concreto que centró la atención de todas las damas allí presentes. Todas coincidieron en tratar más a fondo lo que a continuación amablemente exponemos al lector. (Nota: el hecho de que lo expongamos es un favor, sirve de reflexión muy necesaria. De nada)


Una de las allí presentes, encontrándose soltera desde hacía una temporada, tras ese tiempo necesario para disfrutar de su compañía y libertad decidió que era momento de abrirse al mundo masculino. Conocer. Indagar. Surcar aguas desconocidas. Lanzarse en la aventura de encontrar a ese alguien especial. Media naranja si no se había hecho zumo ya. Tuvo varias, muchas, demasiadas citas que aunque parezca cosa de las pelis americanas, llevan su protocolo. Cena en un lugar neutro. No roce. Temas tratables. Temas intocables. Etc. Nada...mucha paja. Mucho postureo. Cuánto daño ha hecho Mujeres Hombres y Viceversa. Pasó sin pena ni gloria por esa etapa. Peeeeeeeeeeero por suerte, azar y coincidencia conoció a un chico. Mono. Sí. Había química. Risas tontas. Nervios. Manos sudadas. Tal... Suficiente! Se citaron en un bar de moda, bastante agradable. Velas, un par de cervezas, buen feeling aunque tampoco era un Míster, era bastante resultón. Vamos, que entraban ganas de besarle. Además resultaba gracioso. Ameno. Divertido. Llegó el momento incómodo del silencio y ella preguntó por sus hobbies, tiempo libre, ocio, (¿ociosidad...?). A qué lo dedicas majo. El chico en un tono medio inseguro lanzó la palabra mágica. Enumeraba entre sus hobbies la lectura. La chica había oído esa palabra a cámara lenta L E C T U R A. Se detuvo el mundo alrededor, bajaron la música e incluso pudo ver cómo habían pausado al resto de personas del lugar. Casi se lo tira en el bar, de no ser porque había demasiada gente y la mesa no parecía muy cómoda. Aunque la escena de “El cartero siempre llama dos veces” se le pasó por la mente. La cuestión es, ¿en serio nos conformamos con tan poco? Da igual que sea un asesino en serie, un nerd con ansias de conquistar el mundo a lo Pinky y Cerebro. Un Tolosabe si no se lo inventa y encima pedante. Pero es que, lee... Ya muchacha, pero, ¿es que es tan difícil encontrar a un hombre que lea? Que sea culto. Que le interese la historia, la filosofía, cualquier rama que estimule sus neuronas. Que tenga imaginación. Que le enganche una buena historia. Que aguante hasta el final.... del libro, malpensados! Que tenga mínimas nociones de cultura general. Que pueda mantener una conversación a cierto nivel intelectual pasable. No de Einstein, si no de un "bien alto". 6,5. Nociones básicas. B1. No hay manera. Según esta chica y tras sus 29409459024123392458453 encuentros, es imposible. Es más fácil encontrar al asesino en serie. Sí. A lo Ted Bundy. O el Arropiero.



Como moraleja dejaremos una notita a los lectores. INTELLIGENCE IS SEX. 
O mejor, parafraseando al actor, director de cine y escritor estadounidense John Waters; dando por cerrada esta entrada-favor y a la vez añadiendo la foto fiel al estilo de este blog:



domingo, 2 de febrero de 2014

Miel pura para vuestros ojos.


"Algunos dicen cosas por decir, por rellenar espacios incómodos o no tan incómodos, simplemente para huir del silencio y para caer en el abismo del significado vacío.
Sin embargo hay otros que sufren un proceso mágico.
En primer lugar experimentan una sensación y se recrean en sentirla así, en estado puro.
Luego llega el momento de reflexión de pensar en las sensaciones, racionalizarlas.
De repente llega el vértigo pero nada angustiante porque en unos milisegundos más tarde ocurre el subidón.
La última en hacer su aparición es la inspiración y esta es la encargada de convertir todo esto en palabras sinceras.
Y justo en este momento es cuando te digo que me pasa cuando te digo: quiero pasar el resto de mi vida contigo."